domingo, 17 de mayo de 2009

Zas! otro tropezón!

Tal vez algún día consigas entender que no soy yo la que marca las casualidades de nuestras vidas.
No me culpes si eres tú quien decidio jugar con fuego, sigue tu camino y dejame renacer como el ave fenix que tatuaste en tu espalda.
Yo no te pedi nada.
Siempre supimos que nuestro amor era efimero porque solo obedecia a la lujuria del momento.
No, las palabras que nacen de la euforia a mi no me dicen nada.

Deja de convertir mi vida en un sinvivir. No te deseo ningún mal.

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